Desde 1982, Cuba ha formado parte de esa «lista negra» que elabora anualmente el Departamento de Estado y que también incluye a Irán, Sudán y Siria.
Washington había argumentado que la isla supuestamente ofreció refugio a miembros del grupo separatista vasco ETA y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), además de albergar a reconocidos fugitivos estadounidenses.