En opinión de visitantes y entendidos, Trinidad es una de las ciudades coloniales mejor conservadas de Latinoamérica. Desandarla es caminar por el pasado, por sus orígenes tal y como la describen los historiadores de la villa, ataviada con la arquitectura de la época que la hizo nacer en 1514. Hoy es Patrimonio de la Humanidad por decisión de la UNESCO.
Desde la Torre de Iznaga en el Valle de los Ingenios se descubre el entorno. El enclave de Trinidad en la provincia de Sancti Spiritus, en el centro de Cuba, concede la oportunidad de apreciar contrastes geográficos como las montanas de Tope de Collantes; la apacible llanura vegetal y las playas cercanas: Ancón y María Aguilar. Una combinación envidiable que ofrece cultura, senderismo, espeleología, sol y mar.
Los visitantes colman en estos días la ciudad museo y sus alrededores. Hay quien pasa meses allí, sucumbiendo a los encantos; degustando la Canchánchara, una bebida procedente del oriente cubano que se quedo en la gastronomía trinitaria como uno de sus acentos tradicionales. Sus ingredientes son: miel, limón, aguardiente, hielo y agua.
Con esas mezclas se saborean los privilegios que tejieron la historia y la naturaleza en uno de los escenarios mas afamados del Caribe.
Derrotero Sur 